No me podía desentender de este asunto...
Con todo esto del LCH, el acelerador de partículas o también conocido como Gran Colisionador de Hadrones, que hoy comenzaba a ronronear a 100 metros bajo tierra, en la frontera suizo-francesa, ya nada será como antes, y eso que el proyecto quiere investigar qué pasó antes, inmediatamente después de que crujiera el universo por primera vez, aquello tan famoso del Big Bang.
Como siempre, los más reaccionarios, o los más previsores, o los más miedosos, temían o vaticinaban que este gran experimento, una máquina de 27 kilómetros de longitud, nos chuparía a la Tierra y a nosotros todos como un culo que en lugar de lanzar pedos se los traga, un culo similar al que decía tener Camilo José Cela, que afirmaba que podía tragar con su culo dos litros de agua.
Lo que más nos anima a seguir de cerca las noticias de este proyecto, es que tal vez todo este asunto pueda promover otros grandes proyectos científicos, como el que se me acaba de ocurrir: el Gran Colisionador de Cabrones, con el que descubrir de qué materia están hechos estos sujetos.
Seguramente, si el experimento sale bien, los científicos se pondrán a construir debajo de cada cementerio una gran máquina con la que descubrir qué ocurre inmediatamente después de la muerte... y así tendremos por una parte la partícula divina, y por otra la partícula demoníaca. Entonces ya nada sería igual, ni antes, ni después.
Esto sí que sería La Hóstia Consagrada.
¡Viva la ciencia y el progreso!
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