martes, 2 de septiembre de 2008

Colonia a granel: Juan María Farina, Mozart, Napoleón, Voltaire, mi abuelo, y la perra de mi abuela.


A la muerte de mi abuelo, en el armarito del baño, quedaron tres enormes botellas de dos litros de colonia a granel, que mi abuela acabó usando con su perra, a la que perfumaba nada más levantarse y antes de acostarse. La perra sobrevivió a mi abuelo unos siete u ocho años, y todavía sobró un culatón de colonia en una de aquellas viejas botellas, que acababan llenas de grasa y polvo, porque mi abuela las tenía al lado de la cocina, justo al lado de la manta sobre la que dormía la perra. No critico a mi abuela, ¿para qué tirar aquellas botellas?, aunque fuesen a granel, olían bastante bien. De hecho, hasta hace algunos años nunca había caído que tal vez mi abuela no sólo le echaba colonia a la perra para que oliese bien, sino para que oliese a su marido, para tener cerca a su marido.
Por eso, cuando leí que Mozart, Goethe, Napoleón, o Voltaire, usaban la misma colonia, me causó sorpresa. Juan María Farina fue quien creó el Agua de Colonia, que usaban estos muchachos hace ya muchos años, pero que hoy día todavía sigue produciéndose. Así que, si alguien quiere oler a Voltaire, o a Mozart, o Napoleón sólo tiene que echarse un chorretón en las manos de Agua de Colonia y darse unas palmaditas en el cuello, y a vivir.

A veces, cuando visito la casa de mis padres, me entran ganas de echarme un poco de aquella colonia que todavía queda en una botella grasienta, y que mi madre nunca tiró, para oler como mi abuelo, o como la perra de mi abuela. Sería extraordinario, porque mi abuelo lleva bajo tierra veinte años.

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