lunes, 15 de septiembre de 2008

Los devora-personas.


Existe, dentro del espectro humano, una clase de gente que son los devora-personas, todos ellos muy bien relacionados con el arte del negocio y de la producción; astutos, viles, ruines, con grandes capacidades para el engaño y la artimaña, dispuestos a hacer lo que sea para engrosar sus arcas, depredadores a la caza del inocente desvalido que acaba engrosando su billetera en un festín tremendo, donde el incauto se lleva la peor parte: el monstruo del nervio que se te come el estómago.

Esta gente está al acecho, buscando el modo de conseguir más dinero, te ofrece trabajo como si te hiciera un gran favor, pero en realidad por la noche se afila los dientes para darte un gran bocado arruinando tu persona.

Estos monstruos se suelen encontrar allá donde hay creatividad y sensibilidad, jugando con la ilusión y los sentimientos de todas esas personas con un sentido artístico llenos de sensibilidad.

Se caracterizan porque nunca hablan de la creatividad o del esfuerzo que supone manifestar artísticamente lo que uno lleva dentro; sólo hablan de dinero, de cachés, de presupuestos, de productos, de dinero.

Junto a ellos, si te bendicen, o más bien te maldicen, no te faltará trabajo. Un trabajo que poco a poco va perdiendo su componente artístico y sensible para convertirse en un producto mercenario que sólo pretende gustar para ganar más dinero.

Si ustedes se encuentran uno de estos monstruos devora-personas, anden con cuidado, porque a veces uno tarda en darse cuenta de su voraz apetito mercantil, y cuando uno ya se ha dado cuenta, está demasiado destripado como para reaccionar.

"Que encontrar lo que ustedes quieren no les haga perder lo que ustedes son."





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