jueves, 4 de septiembre de 2008

Inmigración I. Dormir en la calle, beber litronas y vino, pedir cigarros, y querer hablar.


Ayer, mi pareja y yo, acompañamos a mi hermano a comprarse ropa. A mí no me hacía mucha ilusión, pero incluso, yo que no llevaba dinero, acabé comprándome unos pantalones y un par de camisetas. Mi pareja buscaba unas zapatillas de deporte, pero no encontró nada. Y mi hermano acabó comprándose varias cosas. Mi pareja insistió y se quedó buscando las zapatillas de deporte, pero mi hermano y yo acabamos saliendo a fumarnos un cigarro.
Yo me senté en una escalinata, y mi hermano se puso a hablar por teléfono. Al poco se me acercó un hombre de poco menos de cuarenta años con la pierna izquierda escayolada.
Cuando me había sentado en la escalinata, había visto un grupito de cinco o seis tipos borrachos... y no lo digo en tono despectivo... sino que iban bebidos y seguían bebiendo... así que cuando vi que el tipo en cuestión que se me acercó se levantaba y se separaba del grupo no me costó adivinar que pronto vendría a pedirme algo. Y así fue. tengo un extraño imán hacia este tipo de gente, y también hacia el tipo de gente que acaba atracándote o el tipo de gente con mirada pervertida... Algún día hablaré de esto...

El tipo en cuestión comenzó a llamarme... ¡Hombre! ¡Hombre! ¡Hombre!
Pero yo no me giraba.
Insistió varias veces y acabó diciéndome sordo y tonto. Entonces me giré y le miré a los ojos. con los años he aprendido que esto es lo mejor. he llegado a la conclusión que si miras a la gente a los ojos entienden que están delante de una persona concreta y no de cualquier persona... con lo cual el trato comienza a cambiar... no eres uno más, sino que comienzas a ser el que me está mirando a los ojos y tengo ahora mismo justo enfrente...

Él seguía hablándome y yo no decía nada. Le mantenía la mirada, una mirada por otro lado totalmente dura y fría, y guardaba silencio.

Su voz elevada bajó el tono y comenzó a hablarme más bajo y tranquilo. Me dijo que era polaco, y me pidió un cigarro. Yo seguía duro, frío y en silencio. Aunque mi estómago estaba caliente a más no poder. Un cigarro y no te pediré nada más. Yo todavía aguanté unos segundos... y finalmente saqué el paquete de tabaco del bolsillo y le di un cigarro. A pesar de que estaba escayolado y anadaba bastante mal, por la pierna y por la borrachera... mi gesto de acercarle el cigarro no fue muy generoso, porque no hice el menor esfuerzo en arrimarme. Finalmente cedí un poco y estiré un poco más el brazo.

Me dio las gracias, pero como era evidente y yo ya podía imaginar no se iba a ir sin más. Se acerco unos centímetros se sentó y comenzó a hablarme. Yo no le decía ni sí, ni no, alguna vez asentí o negue pero muy levemente, y siempre manteniendo la mirada en los ojos, aunque cada vez fui suavizando mi frialdad.

Me volvió a decir que era polaco, que había venido a buscar faena, pero que no encontraba, que él no era un enfermo, me dijo que tenía la cara blanca, pero no por indicarme su raza, sino su ausencia de enfermedades... Tenía bastantes arrugas en la frente, una frente curtida... y algunas patas de gallo profundas... moreno...

Me decía que él había trabajado aquí y allá... pero que en España no encontraba trabajo... Luego me dijo que bebía vino porque eso le aliviaba el dolor de la pierna... bevía un poco, otro poco, otro poco... y al final el dolor era menor... Que como él tenía un poco de dinero le pedía a los otros... aquellos con los que estaba... yque le comprasen vino... y me señalaba hacia abajo, donde estaba el grupito que yo había visto al sentarme en la escalinata.

Me decía que dormir en la calle no era un problema... el problema era el hambre...

A mí me venían un montón de pensamientos... le hubiese dicho que en lugar de comprarse vino porqué no iba a la farmacia a comprarse nolotil... o por qué no iba a alguno de esos lugares donde se da comida... ropa y posibilidad de bañarse... (que en la ciudad los hay)... pero me limité a escuchar...

Me dijo que quería irse a Asturias pero que no tenía dinero... (y yo pensaba para mis adentros... a mí también me gustaría irme a Asturias, pero tengo en el banco menos de 200 euros y el día 6 se cobrarán el mes de alquiler... y todavía no sé cómo pagaré los 250 euros que cuesta mi parte de alquiler...)

Me daba las gracias una y otra vez por el cigarro y me decía que yo era diferente... que los otros le decían... a tomar por culo. Supongo que nadie le había dicho esto, pero que era la lectura que podía hacerse de como le respondía la gente, verbalmente o gestualmente...

Al final, salió de la tienda, sin haber encontrado lo que buscaba, y mi hermano me tocó al hombro y me dijo que nos íbamos. El tipo agachó la cabeza... supongo que porque se le había acabado el chollo de poder hablar conmigo... con alguien... que no fuese uno de aquellos del grupito de borrachos... como si hablar conmigo por un momento le pudiese sacar de la miseria... o de la borrachera... (Todo el que se haya topado con borrachos sabrá que los hay que son muy pesados... y que en realidad no les importa lo más mínimo quién eres)

Cuando me levanté... le dije... Cuídate... como si esas palabras le fueran a ayudar en algo... Y me fuí... Pero no me quedé bien... Estuve pensando en el tipo un rato...

Hay como este tipo, cientos... miles... por todas partes... y seguramente no hay nada que hacer con ellos...

He hablado con locos, con borrachos... con drogadictos... con viejos a los que se le va la pelota... con tipos que no furulan... con punkis que venden ceniceros hechos con latas de refrescos... porque me atraen... y supongo que yo abro una pequeña puertecilla que les atrae... pero siempre se acaba... no hay nada que hacer... Siguen a lo suyo... En lo que siempre coinciden, o la mayoría de las veces, es en el trabajo... Quieren trabajar...

No sé si sirve de mucho hablar con ellos o no hablar... no lo sé... Hay de todo... pero siempre me queda la duda de que tal vez en algún pequeño instante de la conversación o de mis silencios, o de la escucha... encuentran una pequeña muestra de estima... que les hace sentirse un poco menos miserables... Por lo demás siguen siendo tan miserables como antes...

Una cosa que me chocó es que el tipo no se fumó el cigarro... ni se lo encendió, ni me pidió fuego... así que, tal vez, no se acercó tanto para pedirme el cigarro como para hablar... para simular una pequeña distancia entre él y su grupo de borrachos compañeros...

Cuando me encuentro esta gente... siempre intento imaginar cómo eran de pequeños o de jóvenes... y cómo han llegado hasta esta situación...

Él me decía que en mi país no le daban trabajo... y volvía a repetir... tu país... como si yo mandase de este país... o a mí me gustase cómo está mi país... como si a mí me enamorase España tal y como está... A lo mejor me sirvió para una vez más hacerme evidente que mi país sigue siendo una mierda muy gorda... pero claro mi país, que no es mi país, sino el estado en el que vivo... no tiene ninguna culpa de que un polaco haya querido venir a España a trabajar y no hay encontrado nada. muchos otros vinieron en busca de trabajo y al final si lo encontraron, y si no lo encontraron no se echaron a la bebida... Entonces, ¿¡quién coño tiene la culpa? ¿El polaco que no sabe cuidarse de sí mismo? ¿El vino? ¿El grupito de borrachos? ¿La gente? Tal vez nadie tiene la culpa, y eso, el que la gente acabe en la calle, es algo que pasa... algo que es una lástima, pero que es muy difícil de solucionar.

Mi padre, emigró de su pueblo natal a un pueblo que hoy día en coche está a hora y media, donde se hablaba otra lengua. En aquella época, la mayoría de la gente del pueblo al que fue a parar no hablaban en castellano, sino en valenciano. Además... el viaje costaba de hacer como diez o doce horas largas. Llegó al pueblo con 14 años, tiene 62, y siempre ha trabajado en la misma empresa. Tal vez tuvo suerte, o tal vez no.

No llego a comprender por qué pasa esto. Por qué en las grandes ciudades, sobre todo, se acumulan en las calles este tipo de personas. Marginados, borrachos, aparcacoches, drogadictos, enfermos mentales, viejos medio trastornados que guardan entre sus bartulos montones de billetes que no usan...

¿Acaso no se debería permitir la salida de su país, o de su región, a la gente que va a acabar entre botellas de cerveza o de vino, durmiendo en la calle?

En los pueblos siempre hubo locos, pero no gente durmiendo en la calle porque no tuvieran donde ir.

¿Dónde nace el problema?



(Continuará...)


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